martes, 28 de noviembre de 2017

Madrid

Han sucumbido a la hecatombe
de los cuerpos
que solo
se consuelan de noche,
donde la letanía de palabras se esfuma
en su mirada lasciva
y se apila en la paradoja de la embriagadez
tambaleante a cada gesto
que le fustiga por no arrollidarse ante el abismo
entre sus labios.
Pero vence el instinto a la conciencia
y revienta el vértigo
en sus entrañas.
El paraíso se sostiene por si mismo
desnuda
de puntillas
con el horizonte bajo sus pechos.
Sacia el ansia
por recorrer las vertientes
de sus muslos
y mientras tanto
juega a deslizarse entre los vértices de sus gritos.

                                                                                                                                 Madrid cesa el habla.

Se han perdido los metros
por los laberintos del silencio.
Y ceden las prisas su protagonismo
al descompasado ritmo
de los cuerpos inmiscibles
siempre
en la lejanía.

sábado, 14 de octubre de 2017

Reincidente

Las páginas mojadas han secado las costumbres
y siendo hoja caduca
carece de sentido perecer aquí en tu umbral.
Las dudas me asaltan
al compás con el que la frustración toma
pistola en mano 
los huecos que no ocupas.
El marcapasos ya no llega ni a las rimas,
que lo libertario se reafirma en nuestros versos.
Se tiñen las palabras del óxido de las anclas
y me temo que nada más me ata a la realidad;
que el delirio es la inconsciencia que  conduce irrevocablemente al llanto,
allí donde lo triste torna añil
y un saxofonista toca blues.
Y los conceptos no son más que las abstracciones
que tu mente inconformista creó para que yo me recreara en la poesía.
Renegué de la escritura
en la última carta sin remitente,
sin dirección,
sin más obligación que la de perecer
como cada hoja caduca
bajo el suelo
o a tus pies.
Pero volvemos a las viejas costumbres
por mucha lluvia que cale en nuestros cimientos,
vuelvo a escribirme
por no perder el habla.
Vuelvo a quedar,
encerrada en mi habitación
alegando a la justicia
un poco más de tiempo
que me repito en los tropiezos por las prisas que me traen.
Denle un poco de paz al espacio
y la calma
vendrá secundando al segundo.

viernes, 28 de julio de 2017

Críos
de tres años en los parques
toman café
en biberón
por no saber empalmar
parvulitos
con el historial de actividades extraescolares
de sus currículum vitae.

Padres
desde los bancos sacan fotos
a los inocentes niños
que se inician en el despiadado juego
de domar a la fiera
más débil.
Prueba de más que teste,
de aquí a veinte años,
la infancia irrevocable
que tuvieron
como moneda
de chantaje cambio
con la que pagar
el geriátrico cuatro estrellas
de sus hastiados padres.



Los críos han dejado de ir al parque.
La tenue luz de la farola
resalta sin escrúpulos
el mosaico de cristales rotos
que florece cada noche.

El espacio se divide
en múltiples escenas
que recogen
el transcurso de la vida
que cada mañana
resetea la cinta de cassette .
Con la única constante
de una conversación
telefónica
siempre demasiado alta
que trata de salvar
distancias
entre la locura
y el monólogo.



viernes, 21 de julio de 2017

Folios paralelos

Las palabras
que no salen
se retuercen
en tus riñones
formando piedras que
te hunden
en la soledad del silenciado.
Y no hay
operación que valga
para sobrevivir a tanto calvario.

No quieres vomitar
la cal viva
que creíste muerta
y te están
comiendo desde dentro.

Las palabras
se te atraviesan en el esófago
hacen
un nudo con tus inseguridades
y al escupirlas
en tu mano que es la pluma
espasmos
recorren tu cuerpo
confundibles
con el orgasmo que no llega
y persigues.
Que no llega
porque has puesto
la barrera más infranqueable
entre tú
y el éxtasis.
Una mente
a falta del muro
contra el que estrellar el coche.

Y en esta habitación
hay
demasiadas luces
camufladas
con las sombras
que ya no existen
porque
hay
demasiadas luces
en esta habitación.
Falta inspiración
y te falta
la respiración
donde solo
hay
planos.
Planos
que se superponen a otros planos
que a la par
se superponen a tu vida
y que a la impar
desaparecemos.
No somos
más
que los frágiles puntos
componiendo un nítido plano
al que algunos excéntricos
llaman folio
y otros tantos cuerdos
universo.

lunes, 26 de junio de 2017

A ritmo de tango

Ha sido necesario
retroceder,
retirarme
para observarte desde la periferia.
Y solo
así
he conseguido saborear
la melodía en la que te meces
trazando una figura deforme
que a cada paso se descubre.

Ha sido necesario
sepárame de tus entrañas,
alejarme de todo sentimiento
que me mantuvo presa
bajo tus costillas,
para ver
que aquel tango que me prometiste bailar
tenía el ritmo trucado.
Prescindí de mis pies
para acoplarme
en perfecta armonía
al descompasado ritmo de tu vida.

Caí contigo en cada traspié
y ahora
los golpes
me los cobro por duplicado.

jueves, 25 de mayo de 2017

Que lleguen los días

Llegará el día
en que te canses de esperarme
siempre
al final del camino
porque yo
quede inmóvil
atrapada por unas vistas
vistas otras tantas veces.

Llegará el día
en que mi lenguaje te resulte obsoleto
y no quieras escuchar
ni una súplica más
en la que te ruegue que te quedes,
que me esperes,
y todo porque saldrán de mis labios tripartidos.
Me dirás: " Vuélvete
al Barroco de donde escapaste
y usa tu recargada retórica
para corromper otras almas,
que no encuentro la aguja
que cosa el maltrecho
de tu paso por mi vida"

Llegará el día
en que mi risa
te suene a espanto
y mi llanto
a pura gloria.

Llegará el día
en que no quieras verme
comer y mancharme,
caer y marcharme
porque tengo demasiadas prisas
y bien sabes
que siempre sentí al tiempo
pisándome los talones.

Llegará el día
en que los vientos
oxigenen la hoguera
y a ambos no nos quede más remedio
que arder en llamas.

Llegará el día
en que te rechine todo
lo que hoy me amas,
y tan solo el olvido
sea el mañana.

                                    Pero
que lleguen los días
y pasen las horas
que a lo inevitable
no se le puede
echar tantas ganas.




martes, 2 de mayo de 2017

Mi problema es
que nunca supe decir no
a las ausencias.

Mi problema es
que nunca reconocí
tener problemas
y el mayor convencimiento
para una buena mentira
es
siempre
el autoengaño.

Determinada por los paréntesis
y las primeras personas
que jamás me permitieron
distanciarme de mis escritos.
Entonces,
para qué desahogarte
si seguirás siendo
presa de tus lamentos.

Pero basta de preguntas
que no me queda hueco ya
para tanta incertidumbre.
Ansío la certeza
que me clave en el instante
del presente efímero.

Y la sigo,
persigo.
Prosigo:
aunque carezca de sentido
pues así al menos
no volveré a echar la mirada atrás,
que no soporto
verte escondido
mirándome la espalda.
Dame la cara
si es que quieres algo.
Miénteme
como yo me miento.
Solo...
entonces
conseguirás estar a la altura de mis circunstancias.

Pero ni tan si quiera
entonces
hablaremos el mismo lenguaje,
porque a mí
en la escuela
me enseñaron:
a copiar los enunciados
para que mis respuestas
fueran entendidas.

Continuo deshacer
y rehacer
lo andado.

Demasiada
circunspección
para lo volátil de la vida.

Mi problema es
que nunca supe decir no
a las ausencias.
Y ahora,
sin mí
esto sí
que carece de sentido.



jueves, 27 de abril de 2017

Mi concentración divaga
por las perfecciones inacabadas
de las múltiples posibilidades
que queriendo ser presente
quedaron atrapadas.

Me balanceo por la sonata
de los y si...
pero casi
que aún perduran en la mañana
de aquellas experiencias pasadas.

Con la boca casi agria
me reafirmo en las circunstancias:
que cerraron mis ojos
y tapiaron mis palabras.

Me dejaron
sola y muerta
sepultada
bajo el tiempo
que solo pasa
para los que quedan
olvidados en la cuneta.

Mas no guardo rencor
porque una gota más
de rabia
en mi cuerpo
supondría el desbordamiento.
Y este caudal
no sobrevivirá a la próxima
tormenta.

Pero siendo honesta
no me asustan
las sentencias de muerte
porque son,
necesariamente,
las que glorifican la vida.

Que no hay tristeza
sino ausencia de alegría.

Que no hay muerte
sino ausencia de
vida.

miércoles, 26 de abril de 2017

Jamás


                             aprenderé  a callar
en los silencios
que en mi casa solo sabían a muerte.
Donde el ruido
fue la banda sonora
de todos mis insomnios

Ni siquiera
el murmullo pudo ser acogido
por los llantos partidos
de aquella metralla.

Yo
que nunca supe por qué gritar,
pero lamenté con mi huida
la incesante presencia de vuestra ausencia.

Me perseguisteis
hasta el abismo.
Saltasteis por mí
para que viera lo que era caer
y que nadie
me estuviera esperando.

Retrocedí,
por miedo a volver
y choqué
de espaldas
con tus recuerdos.

Me encontré
con todas las porciones
de mi ser;
de las que prescindí por el camino
[no todo cabe
en las entrañas].

Cultivé
todas mis vertientes
pero solo
lograron desembocar
en aquel triste
océano de lágrimas.

Hoy,
con el agua hasta el cuello
tomo mi primera decisión:
Dejo de escribir lo que siento
y comienzo
a sentir lo que escribo.
Decido sumergirme,
navegar por esas aguas
demasiado saladas
como para no sufrir la ósmosis.
[Una muerte dulce
siempre
llega a punto para el postre].
Pero al menos
allí abajo
nadie abrirá las puertas sin permiso.

Allí
solo
habrá silencio.

martes, 11 de abril de 2017

Sin rumbo

No se de que me hablas
cuando callas
y suplicas con la mirada
"sólo un poco más de luz".

Pero creo que ya he llegado
al final que comienza en cada nuevo paso.
Caminante.
Ahora lo entiendo.

Dame un poco más de vida
algo más de tiempo
que ando bastante perdida
buscándome en los sueños.

Caminante.
Encontré el elixir
que brotaba en cada lágrima.
Pero nada de eternidades
aquí
donde se nace y se muere,
se perece.

Sobran tantos adornos.
¿Caminante?
"Solo un poco más de luz"
¿Caminante?
"Aquí estoy"
¿Caminante?
"Y aquí me quedo"

jueves, 6 de abril de 2017

No queda memoria

Lloré
por cada recuerdo que olvidé,
y aún más
por los que ni si quiera había olvidado;
escabullidos por todos los desagües existentes
de aquella impetuosa ciudad.

Trastocaron mi memoria
a base de golpe seco
y palabras tiernas.

Pero ayer volvió:
el olor a hierba húmeda,
a Rocío,
con nombre propio.

El vaivén de las olas
lo hizo navegar hasta mi orilla.

Me convertí
en la náufraga
de mi propia fantasía.

Pero yo no me llamo Alicia
y los conejos blancos
aún quedan muy lejos de la mar.

¿Qué sobrevive
de realidad
en mis recuerdos?

Sin respuestas.
Las puertas se van cerrando
y las cortinas se corren
porque no queremos ver lo que hay afuera.
"Mama que así tampoco dejas entrar el sol".

Pero qué puedo decir yo,
si siempre fue la niña pequeña
de aguas dulces y con olor a cloro.

jueves, 30 de marzo de 2017

La megamáquina

Ojalá más animal,
menos humana.

Que el sonido de las máquinas
se asemejan
más y más
a los llantos de una vida.

Ojalá más humana,
menos máquina.

Y las jorobas no me contradicen:
manos a la espalda
una a una
sobre la otra;
cabeza gacha
[parece esconderse de tanta con-razón];
hombros altos,
el orgullo,
eso sí,
el orgullo siempre alto.
Abuelos de avestruz y sin bastón
que pasaron demasiado tiempo entre las fábricas
y cuando salieron
tan solo pensaron:
"Aquí se acaba la caverna".
Y no,
señores míos del pueblo asesinados:
"Aquí,
se acaba la caverna y comienza la prisión".

Ojalá más animal y menos humana.

domingo, 26 de marzo de 2017

Aquí
los que se quedan
solo hablan de lo que hubiera supuesto irse:
ser mártires de una historia que no se rinde
pero que es vencida.
Que las armas siempre ganan al corazón.
Que el exilio es más atroz para el rezagado.
Ver al resto partir:
los que tendrán voz para no ser escuchada,
la distancia que ahoga todo grito de añoranza.
Y los que vivirán entre gritos
y solo sepultados comprenderán lo que es la calma del vencido.
Quienes sentirán la doble represión
del que llora y es callado,
del que calla por no llorar.

De esta población moribunda
nacerán los más desgraciados animales
que cargarán desde la cuna
las penas de sus abuelos,
que vieron partir a sus hijos
gritando Revolución.

En este país
que solo entiende de flores y guerras.
Que se queden ellos con sus guerras
que yo me marcho con mi flor.

Quizás demasiado tarde,
algunos comprenderán
que todos acabaron en el mismo punto:
Muertos bajo las flores.



sábado, 11 de marzo de 2017

Ella

Dicen que ya no cree en los milagros
pero yo siempre la observé titubeante
en ese filo tan fino que supuso su racionalismo radical.
Una vuelta más del reloj
y ni si quiera le bastó como demostración.
La experiencia de aquel empirista le resultó poco fundamentada
porque no concordaba con la soledad de su pequeña mansión.
Cuarenta metros cuadrados
y se sintió con el suficiente espacio como para dejar expandir sus alas.
Lástima que quedara atrapada en aquella ilusión
al confundir el cielo con un cuadro.
Malditas tonalidades azules que embaucaron su mirada
y le arrebataron la visión.
Dicen que algo ha cambiado en ella
que parece casi un milagro.
Y os robo el casi y tercera persona
para ser al fin la protagonista de una historia desalada.
El invierno me hizo mella
y ahora esta primavera me trae una nueva dentadura.
Resiliencia
es saber que todo sigue
que los finales me quedan todavía demasiado lejos para escucharlos.
Y es por eso que escribo poesía:
por poder poner punto y coma a mis historias
perecederas
para continuarlas
otro día
en otro verso.
Y ver como los puntos germinan
y los capullos ahora florecen
porque arrebatar vidas ya les era cotidiano;
Demasiado
que me basto con lo poco que me deja ver el Sol
para renacer ensimismada observando como creces.

y toda la Alameda
que perdió el habla viendo entrar de un día para otro y sin previo aviso la alergia por la puerta grande.
Pobres humanos
todavía no se han acostumbrado
a  las vueltas que da el reloj.
Y mírala
ahora
dicen
que comienza a creer en los milagros.

lunes, 6 de marzo de 2017

Matilde, 40 años

Desde que te fuiste
he pasado todos los amaneceres tratando de quitarme del pecho
una a una
las espinas que lo atestaban
por cada uno,
y pierdo de la cuenta,
de los golpes que distes contra mis paredes,
las de mi hogar,
cuando tu ira excedió el control
y la diana de mi cuerpo te pareció demasiado enclenque como para sobrevivir.


que nunca me regalaste rosas
y lo más rojo que me mostraste fue mi sangre corriendo bajo tu mirada de repentino arrepentimiento.
Pero siempre venías demasiado tarde.
Y te juro que lo intenté
que le di
mil vueltas a la rueda del reloj
para conseguir que las manecillas marcaran el minuto exacto de nuestra felicidad.
Pero siempre venías demasiado tarde
y tu impuntualidad fue el destiempo de mi vida.

Ahora
que ya comienza a anochecer
de nosotros solo queda:
mi recuerdo trastocando tu memoria,
las marcas de tus puños impactadas sobre el yeso,
los gritos atrapados por el aire,
las espinas que solo la muerte consiguió quitarme
y el minuto de silencio que vino después.
Porque tú,
tú nunca me regalaste rosas rojas



Y es así
como una historia ficticia se hace cómplice de la realidad.
Y es así
como ayer mismo
en lo que era su hogar
Matilde
fue asesinada
dando la bienvenida
al año
de las que aún perviven.


jueves, 2 de marzo de 2017

Volver

Lo he vuelto hacer.

He vuelto a besar unos labios manchados de coca
solo por sentir una vez más el éxtasis recorrer mis venas.

Y ahora
que te veo titubeante en el abismo
con un pie en cada tumba:
             uno en la tuya
                           el otro en la mía
te imploro que aguardes un poco
todavía no estoy prepara para sentir por última vez esas mariposas en el ombligo.

Vuelve a la cama mi amor
vuelve a nuestro refugio
y trae esos labios contigo
que el mundo no entiende nuestra adicción.

Vuelve a la cama mi amor
y trae esos labios contigo
que aqui
todavía es primavera.

lunes, 27 de febrero de 2017

Claro de luna

No te he sabido encontrar
cuando la ciudad se apaga
la oscuridad impera
y este foco me alumbra
[luna
la mal llaman].
Que me ciega
y me guía
con sintonía
y sin contradicción.
Que posa
tus labios sobre mis labios
tus caderas sobre mis manos
tu desnudez sobre mi sencillez.

Pero yo,
yo no te he sabido encontrar
porque ando a ciegas y cegada
por esta luz que de ningún lado emana.
Fuiste
esa piedra con la que tropezar
que la corriente de un rio seco trajo a mi camino,
pero que al hacerme caer me recogió y me dijo:
"Párate.
Descansa.
Que las ojeras no te dejan ver más allá de tus sombras"

Maldita bruja
que me embaucas y me sanas,
que has hecho un conjuro de mi alma,
que teniéndome a tus pies
te has bajado para mirarme directamente a los ojos,
y sin necesidad de palabras
has hecho retumbar tus pensamientos en mi memoria:
"Estás
demasiado empapada
de toda la desesperación
que ha llovido esta noche"

sábado, 18 de febrero de 2017

Una puerta desencajada
significa mucho más que en lo que en ella ves.
Una puerta despedazada
es una salida interrumpida.
Obstáculo
que
permaneciendo aún después de su existencia
carece de inmortalidad.
Violencia, agresividad.
Tantos conceptos que difieren entre ellos
para concluir,
[corriente estancada en principio de no contradicción que seca mi piel],
en una misma palabra
DES
CON
TROL.
Reiterante bombardea mi memoria
dejando de ser metáfora
pues ahora el viento penetra por el hueco
que antes ocupaba.
Aún puedo escuchar en él unos gritos
de angustia,
verdadero terror,
[yo misma lo he sentido]
que me señalan por no socorrer una llamada de socorro.

Ver el Titanic
hundirse
con las coordenadas exactas del iceberg bajo la almohada.

Clávame tus uñas en el pecho.
Hunde tus yemas en mi piel.
Arráncame esta ansiedad que me obstruye los pulmones,
cada día que pasa encuentro más difícil esto de respirar.
Párteme el llanto
que mis ojos no soportan más este océano.
Acoge mis gritos
ahogados en soledad.
Y cuando me veas estallar
cuando me rompa
por no aguantar más.
Cuando muera.
Recógeme del frío mármol del suelo.
Pósame
con cuidado
sobre la cama.
Despacito
ya no hay prisas.
Y déjame descansar
que llevo
demasiado tiempo sin dormir
Berlín,
una ciudad que sobrevivió a mil bombazos por segundo
y aún tuvo tiempo de lanzar un grito al aire.

Dividida
por una difusa historia
que se perdió
entre tanto muerto y desaparecido.
Que no supo a quien señalar,
llamar culpable
para librarse de ese gran peso
que ya comenzaba a desviar su columna.
Sin caer,
ni tropezar.
Sin darse cuenta
de que en su seno albergaba a ambos bandos.
Libertad y represión
deambulando
sin saber a quién pertenecer.
Pues cuando se vieron las caras
levantaron ñas metrallas hacia todas las direcciones.

Berlín
una historia inconclusa
que supura aún por unas puntadas temblorosas
[el miedo jamás abandona un cuerpo].

Y estamos volviendo a tropezar:
déjà vu
pan negro
cada día.

Un retorno
al lugar
del que nunca pudimos escapar.


viernes, 17 de febrero de 2017

¿Qué nos estará pasando?

Que los cuerpos van cayendo
sin seguir compás aparente
y por más que miro
y por más que busco
no encuentro a quién nos está disparando.

Que antaño construíamos nuestros caminos
pero ahora
son esas sendas blancas las que dirigen nuestras vidas.
Tres en raya
y un poco más de éxtasis en el cerebro.
Con la desventaja
de que aquí
siempre pierdes
sin posibilidad de retirada.
Un juego amañado dentro de un bonito paquete
en el que se olvidaron de poner las advertencias y la edad recomendada.
O tal vez no quisieron
y nos engañan.
Y nos dejamos engañar
porque viéndonos las caras
ya no somos capaces de mirarnos a los ojos.
Ni si quiera
puedo darte el beso que siempre quise
porque no atino a alcanzar los movimientos de tu mandíbula descontrolada.

Se consciente joder,
se consciente de lo que estás haciendo
porque yo
yo también lo estoy haciendo.

Pero hay algo que me frena
el miedo y la consciencia me atan
y no me dejan seguir.
Me quedé sentada
esperando
es ese escalón
un peldaño más abajo
para veros pasar de largo,
observar cómo subís en zancadas de dos en dos.
Hacéis que parezca tan solo un juego de niños
y no sois más que el simbolismo
de un Peter Pan
aterrado por la idea de salir de la caverna.
Habéis montado el espectáculo más impresionante de vuestras vidas.
Protagonistas
de una historia paralela
que ya os empieza a doler en los tabiques.

Y yo
de nuevo me siento y espero
mientras suplico
que no caigamos por el camino.
Y mientras me pregunto ¿quién?
me pregunto ¿por qué?
Pero sobretodo
cuando os veo
me pregunto:

¿Qué nos estará pasando?
Siento que todo cala demasiado en mí
y sangro.

Porque entre las palabras y yo jamás existió una relación de simbiosis,
siempre fui el parásito de mis ideas.
Me atraviesan
justo por debajo del tórax
y aún puedo escuchar su estallido.
Ya no se sin bombas o estacas
perdí la noción del tiempo mientras las pensaba.
Salí de este siglo para inmiscuirme en mi interior
[introspección].
Recaen sobre mis circunvoluciones
y allí permanecen
martilleándome el cerebro.
Se funden
en su totalidad
esas ideas ajenas
que ya no distingo lo propio de lo externo.

Y es entonces cuando me doy cuenta:
alguien me observa.

Yo y un reflejo.
Yo y el conjunto de una mirada perdida,
unos pasos que me llevan al no lugar
[rumbo lento y firme].
Y unos labios que se mueven al unísono una y otra vez
repitiendo incesantes aquella frase:

"Siento que todo cala en mí
y sangro".
Tú y yo no estamos solo en diferentes puntos de ciego,
estamos en diferentes extremos de un mismo alfiler,
de un mismo reloj.

Y me picha tu posición sobre la cabeza,
como si tu felicidad fuese cómplice de mi dolor.


tan acomodada sobre la horizontal de las tres
y yo
que a cada minuto que pasa
me encuentro más colgada de la vertical de las doce.
[Distensión mente y cuerpo.
Tiempo biológico frente al tiempo matemático]


tan ebria como siempre
a borbotones brotan las palabras de tu boca
de tus venas: el mejor vino tinto,
justo en su punto
equilibro perfecto entre grados y desvaríos.

Pero la balanza cedió
y ya no entiendo tu lenguaje.

Porque yo
tan sobria como siempre
ando a la deriva
naufraga de tus vaivenes.

Tú y yo
dos caras de una misma moneda
enfrentadas por naturaleza
pero siempre salvaguardándose las espaldas.

Lanzamiento
un giro
tres vueltas en el aire,
cae cruz.

De nuevo,
ganas tú.
No es echarte de menos,
sentir que ya no estás.

Es algo mucho peor,
más doloroso
[me hiere desde dentro].

Es recordarte de un modo inventado,
idealizado,
olvidando todo aquello por lo que pasamos.

Recuerdos bajo llave,
pero aún creyendo perdida la mía
tu conservaste una copia.

Ojalá que no vuelvas
que dejes a este mar bravo calmar sus agua de una vez.

Prefiero mil veces recordarte,
a permitir que se abra de nuevo la cerradura.
Las cosas que yo más quiero,
que no son cosas,
son perseguidas por el Estado.

Ver amanecer en la Alameda,
junto a vosotras
siempre vosotras,
mientras hablamos de revoluciones
las nuestras
instantáneas
mientras  furgonas nos rodean
ahora que vivir es pecar
y pecar es vivir.
 Pedalear en contramano
a contracorriente
embotada de sentimientos
aislada
obviando sus prisas
entendiendo mis pausas.
 Decorar sus paredes
para hacerlas mías.
Decorar sus paredes
para romper,
para irrumpir,
para llenar con vida la monotonía.
 Expropiar,
okupar,
al final de todo
o tan solo al principio,
recuperar espacios
[crecimiento colectivo]
porque la justicia histórica,
que ya no es justa,
grita que nos los robaron,
que los arrancaron de nuestras entrañas
transformándolos en sus bancos,
en mataderos
[realidades silenciadas],
en centros comerciales
[bombardeo incesante de complejos].
Es por eso que cuando vengo
otras voy,
cuando os encuentro,
me reencuentro
[vuestras historias, cuidados compartidos, saneamientos en manada]
haciendo las paces con mi cuerpo
por tantas lesiones ocasionadas
cicatrices invisibles,
invisibilizadas,
que por fin,
al fin,
me siento algo más completa,
porque aún siendo sola en compañía
nos complementamos,
camufladas por un espacio que no nos limita
sino que nos invita
a crecer fuera de sus barreras.
En el punto de mira ya no estamos nosotras,
nos apropiamos de sus armas,
les dimos la vuelta a aquellas oxidadas pistolas
y ahora apuntamos a nuestro próximo objetivo:
las calles,
que también son nuestras.
[Disparo]

 Las cosas que yo  más quiero,
que no son cosas,
son perseguidas por el Estado.

 La represión  llama
a nuestros corazones,
recaen sobre nuestros cuerpos desnudos
y aunque montamos barricadas en cada entrada
se cuelan por entre nuestras flaquezas.
Este estado de resistencia,
de defensa
tan constante
sin dar cabida al respiro,
nos va minando
[dinamitando]
poco a poco
desde dentro.
De sopetón encarceladas.
Llamadas esperadas, asimiladas
no por eso ansiadas
rompen con la cotidianidad,
y yo
que fui parida entre chillidos y llantos
como no sentirme rota.
Como no sentirme rota
con cada pulso perdido
con cada secuestro
con cada muerte prematura
por esos muros silenciadas.


 Las cosas que yo más quiero,
que no son cosas,
son perseguidas por el Estado.

 Ayer,
cansadas de resistir
pasamos a la ofensiva.
 Hoy,
nos revolucionamos como queremos,
porque permitir,
no nos lo permiten.
 Mañana,
nos llamarán locas
y nosotras
nos consideraremos vivas.
No es dolor cuando no sangra el pecho
ni hay razón para el exterminio.

No es dolor sin soledad
rodeada
quizás,
de tantas voces acaparadoras de todo sonido
mutilando lo incomprensible.

No es dolor sin sufrimiento
sin llantos y sin quejas.

Cicatrices abiertas
por la imposibilidad
de sanar
de cerrar
de un por qué
o un...
sin más.


Sensación de desarraigo:

De no pertenecer a ningún sitio.
De no pertenecerme ni a mi misma
De no entenderme.
De no entender a nadie.
De ver mi vida pasar a tonos monocromáticos
desde el objetivo de una de sus películas francesas.
Película muda,
casi tan muda como yo,
no por la imposibilidad de hablar
sino porque nos quitaron la voz.
Y nosotras
cansadas de la represión como lo estábamos
cedimos
ya
presilenciadas.

Solía hablar,
solía quejarme, chillar y llorar
Solía hacer tantas cosas de las que he renegado
que no me reconozco.
Tan solo veo ya mi reflejo en sus charcos manchados de gasolina,
en sus negros maletines,
en sus corbatas a modo de sogas,
en sus botellas vacías
y más tarde en los cristales que inundan su ciudad.

Solía hacer tantas cosas
que
también
solía sentirme viva.
Hasta que lo externo comenzó a matarme por dentro.
Hasta que yo misma me encerré.
Hasta que yo misma
rasgando mi piel a jirones
me quedé sin metáforas para mi poesía interna.
Y muda
y malherida
no me quedó otra que transformarla en este realidad que ahora me atrapa.




Vacía
si es que alguna vez estuviste llena.
Hueca
Decido perderme
sin ningún objetivo claro.

Decido perderme
sin la constante necesidad de reencontarme.

Decido
sin decidir
ni decir
nada.
No olvides
jamás
que sufres.

Que tu vida es una constante
una línea
por definición
carente de final.
Un sinfín.
Una sucesión de sentimientos
repletos de aleatoriedad
que recorren mi cuerpo,
electricidad en circuito oxidado
[cortocircuito],
penetran
como puñal
por la cima de mi vientre,
quedando
a veces
almacenados en algún rincón
comiéndome por dentro
[gusanos en cadáver putrefacto]

Entonces
me pregunto
¿estaré ya muerta?

Tras este silencio intenso
que supone el exterminio de lo nuestro,
una gata rompe el sinsabor de la noche
aullando que no maullando
camuflada por la luna.
Creyéndose,
una vez más,
la loba feroz que irrumpía entre la tinieblas.
Creando
metáforas
que nos hacen palpitar por dentro
aquello recuerdos en manada.

Pero, ni la gata puede ser loba
ni nosotras
siempre poesía.