jueves, 30 de marzo de 2017

La megamáquina

Ojalá más animal,
menos humana.

Que el sonido de las máquinas
se asemejan
más y más
a los llantos de una vida.

Ojalá más humana,
menos máquina.

Y las jorobas no me contradicen:
manos a la espalda
una a una
sobre la otra;
cabeza gacha
[parece esconderse de tanta con-razón];
hombros altos,
el orgullo,
eso sí,
el orgullo siempre alto.
Abuelos de avestruz y sin bastón
que pasaron demasiado tiempo entre las fábricas
y cuando salieron
tan solo pensaron:
"Aquí se acaba la caverna".
Y no,
señores míos del pueblo asesinados:
"Aquí,
se acaba la caverna y comienza la prisión".

Ojalá más animal y menos humana.

domingo, 26 de marzo de 2017

Aquí
los que se quedan
solo hablan de lo que hubiera supuesto irse:
ser mártires de una historia que no se rinde
pero que es vencida.
Que las armas siempre ganan al corazón.
Que el exilio es más atroz para el rezagado.
Ver al resto partir:
los que tendrán voz para no ser escuchada,
la distancia que ahoga todo grito de añoranza.
Y los que vivirán entre gritos
y solo sepultados comprenderán lo que es la calma del vencido.
Quienes sentirán la doble represión
del que llora y es callado,
del que calla por no llorar.

De esta población moribunda
nacerán los más desgraciados animales
que cargarán desde la cuna
las penas de sus abuelos,
que vieron partir a sus hijos
gritando Revolución.

En este país
que solo entiende de flores y guerras.
Que se queden ellos con sus guerras
que yo me marcho con mi flor.

Quizás demasiado tarde,
algunos comprenderán
que todos acabaron en el mismo punto:
Muertos bajo las flores.



sábado, 11 de marzo de 2017

Ella

Dicen que ya no cree en los milagros
pero yo siempre la observé titubeante
en ese filo tan fino que supuso su racionalismo radical.
Una vuelta más del reloj
y ni si quiera le bastó como demostración.
La experiencia de aquel empirista le resultó poco fundamentada
porque no concordaba con la soledad de su pequeña mansión.
Cuarenta metros cuadrados
y se sintió con el suficiente espacio como para dejar expandir sus alas.
Lástima que quedara atrapada en aquella ilusión
al confundir el cielo con un cuadro.
Malditas tonalidades azules que embaucaron su mirada
y le arrebataron la visión.
Dicen que algo ha cambiado en ella
que parece casi un milagro.
Y os robo el casi y tercera persona
para ser al fin la protagonista de una historia desalada.
El invierno me hizo mella
y ahora esta primavera me trae una nueva dentadura.
Resiliencia
es saber que todo sigue
que los finales me quedan todavía demasiado lejos para escucharlos.
Y es por eso que escribo poesía:
por poder poner punto y coma a mis historias
perecederas
para continuarlas
otro día
en otro verso.
Y ver como los puntos germinan
y los capullos ahora florecen
porque arrebatar vidas ya les era cotidiano;
Demasiado
que me basto con lo poco que me deja ver el Sol
para renacer ensimismada observando como creces.

y toda la Alameda
que perdió el habla viendo entrar de un día para otro y sin previo aviso la alergia por la puerta grande.
Pobres humanos
todavía no se han acostumbrado
a  las vueltas que da el reloj.
Y mírala
ahora
dicen
que comienza a creer en los milagros.

lunes, 6 de marzo de 2017

Matilde, 40 años

Desde que te fuiste
he pasado todos los amaneceres tratando de quitarme del pecho
una a una
las espinas que lo atestaban
por cada uno,
y pierdo de la cuenta,
de los golpes que distes contra mis paredes,
las de mi hogar,
cuando tu ira excedió el control
y la diana de mi cuerpo te pareció demasiado enclenque como para sobrevivir.


que nunca me regalaste rosas
y lo más rojo que me mostraste fue mi sangre corriendo bajo tu mirada de repentino arrepentimiento.
Pero siempre venías demasiado tarde.
Y te juro que lo intenté
que le di
mil vueltas a la rueda del reloj
para conseguir que las manecillas marcaran el minuto exacto de nuestra felicidad.
Pero siempre venías demasiado tarde
y tu impuntualidad fue el destiempo de mi vida.

Ahora
que ya comienza a anochecer
de nosotros solo queda:
mi recuerdo trastocando tu memoria,
las marcas de tus puños impactadas sobre el yeso,
los gritos atrapados por el aire,
las espinas que solo la muerte consiguió quitarme
y el minuto de silencio que vino después.
Porque tú,
tú nunca me regalaste rosas rojas



Y es así
como una historia ficticia se hace cómplice de la realidad.
Y es así
como ayer mismo
en lo que era su hogar
Matilde
fue asesinada
dando la bienvenida
al año
de las que aún perviven.


jueves, 2 de marzo de 2017

Volver

Lo he vuelto hacer.

He vuelto a besar unos labios manchados de coca
solo por sentir una vez más el éxtasis recorrer mis venas.

Y ahora
que te veo titubeante en el abismo
con un pie en cada tumba:
             uno en la tuya
                           el otro en la mía
te imploro que aguardes un poco
todavía no estoy prepara para sentir por última vez esas mariposas en el ombligo.

Vuelve a la cama mi amor
vuelve a nuestro refugio
y trae esos labios contigo
que el mundo no entiende nuestra adicción.

Vuelve a la cama mi amor
y trae esos labios contigo
que aqui
todavía es primavera.