Pensarnos desde la radicalidad de los afectos
desde las potencias de cuerpos
que aún desconocen el fingimiento
el miedo
y el pecado.
Volver a ser inocencia a merced de lo encuentros.
Crear la palabra que nazca pura
para darte tan bello nombre
y el honor
de mancillarla en estos lodos,
de darle la bienvenida a la vida.

Herida en su esencia la fantasía
cae el deseo fulminado
desvelando un cuerpo agazapado
en el último bastión de la cordura.

Si todo esto no es sino un sueño
un arduo intento por no desesperar
por no dejar marchar de mí estas partes que gritan que aún te añoran
aunque ya te haya olvidado.

Mantener con fuerza los delirios que me atrapan
para que la insistente soledad acalle.

Y aún tiene osadía la verdad
de pretender venir a alumbrar los caminos
de estas noches de insomnio.
Ignora
que yo solo batallo ya por unas horas de sueño
por poder habitar en la proximidad de la ficción
en la que aún eres alguien,
en la que aún tienen sentido estas letras que te escribo.

Desborda las fronteras
este deseo acumulado
impotente
y ficticio,
en busca del cuerpo sobre el que impactar toda lujuria.

Me arrastran las corrientes
hacia epicentro de la vorágine,
del orgasmo soñado
que no llega
que no cesa.

Larga vida a la imagen
que logró sobrevivir
entre tanto recuerdo yermo.