jueves, 27 de abril de 2017

Mi concentración divaga
por las perfecciones inacabadas
de las múltiples posibilidades
que queriendo ser presente
quedaron atrapadas.

Me balanceo por la sonata
de los y si...
pero casi
que aún perduran en la mañana
de aquellas experiencias pasadas.

Con la boca casi agria
me reafirmo en las circunstancias:
que cerraron mis ojos
y tapiaron mis palabras.

Me dejaron
sola y muerta
sepultada
bajo el tiempo
que solo pasa
para los que quedan
olvidados en la cuneta.

Mas no guardo rencor
porque una gota más
de rabia
en mi cuerpo
supondría el desbordamiento.
Y este caudal
no sobrevivirá a la próxima
tormenta.

Pero siendo honesta
no me asustan
las sentencias de muerte
porque son,
necesariamente,
las que glorifican la vida.

Que no hay tristeza
sino ausencia de alegría.

Que no hay muerte
sino ausencia de
vida.

miércoles, 26 de abril de 2017

Jamás


                             aprenderé  a callar
en los silencios
que en mi casa solo sabían a muerte.
Donde el ruido
fue la banda sonora
de todos mis insomnios

Ni siquiera
el murmullo pudo ser acogido
por los llantos partidos
de aquella metralla.

Yo
que nunca supe por qué gritar,
pero lamenté con mi huida
la incesante presencia de vuestra ausencia.

Me perseguisteis
hasta el abismo.
Saltasteis por mí
para que viera lo que era caer
y que nadie
me estuviera esperando.

Retrocedí,
por miedo a volver
y choqué
de espaldas
con tus recuerdos.

Me encontré
con todas las porciones
de mi ser;
de las que prescindí por el camino
[no todo cabe
en las entrañas].

Cultivé
todas mis vertientes
pero solo
lograron desembocar
en aquel triste
océano de lágrimas.

Hoy,
con el agua hasta el cuello
tomo mi primera decisión:
Dejo de escribir lo que siento
y comienzo
a sentir lo que escribo.
Decido sumergirme,
navegar por esas aguas
demasiado saladas
como para no sufrir la ósmosis.
[Una muerte dulce
siempre
llega a punto para el postre].
Pero al menos
allí abajo
nadie abrirá las puertas sin permiso.

Allí
solo
habrá silencio.

martes, 11 de abril de 2017

Sin rumbo

No se de que me hablas
cuando callas
y suplicas con la mirada
"sólo un poco más de luz".

Pero creo que ya he llegado
al final que comienza en cada nuevo paso.
Caminante.
Ahora lo entiendo.

Dame un poco más de vida
algo más de tiempo
que ando bastante perdida
buscándome en los sueños.

Caminante.
Encontré el elixir
que brotaba en cada lágrima.
Pero nada de eternidades
aquí
donde se nace y se muere,
se perece.

Sobran tantos adornos.
¿Caminante?
"Solo un poco más de luz"
¿Caminante?
"Aquí estoy"
¿Caminante?
"Y aquí me quedo"

jueves, 6 de abril de 2017

No queda memoria

Lloré
por cada recuerdo que olvidé,
y aún más
por los que ni si quiera había olvidado;
escabullidos por todos los desagües existentes
de aquella impetuosa ciudad.

Trastocaron mi memoria
a base de golpe seco
y palabras tiernas.

Pero ayer volvió:
el olor a hierba húmeda,
a Rocío,
con nombre propio.

El vaivén de las olas
lo hizo navegar hasta mi orilla.

Me convertí
en la náufraga
de mi propia fantasía.

Pero yo no me llamo Alicia
y los conejos blancos
aún quedan muy lejos de la mar.

¿Qué sobrevive
de realidad
en mis recuerdos?

Sin respuestas.
Las puertas se van cerrando
y las cortinas se corren
porque no queremos ver lo que hay afuera.
"Mama que así tampoco dejas entrar el sol".

Pero qué puedo decir yo,
si siempre fue la niña pequeña
de aguas dulces y con olor a cloro.