jueves, 25 de mayo de 2017

Que lleguen los días

Llegará el día
en que te canses de esperarme
siempre
al final del camino
porque yo
quede inmóvil
atrapada por unas vistas
vistas otras tantas veces.

Llegará el día
en que mi lenguaje te resulte obsoleto
y no quieras escuchar
ni una súplica más
en la que te ruegue que te quedes,
que me esperes,
y todo porque saldrán de mis labios tripartidos.
Me dirás: " Vuélvete
al Barroco de donde escapaste
y usa tu recargada retórica
para corromper otras almas,
que no encuentro la aguja
que cosa el maltrecho
de tu paso por mi vida"

Llegará el día
en que mi risa
te suene a espanto
y mi llanto
a pura gloria.

Llegará el día
en que no quieras verme
comer y mancharme,
caer y marcharme
porque tengo demasiadas prisas
y bien sabes
que siempre sentí al tiempo
pisándome los talones.

Llegará el día
en que los vientos
oxigenen la hoguera
y a ambos no nos quede más remedio
que arder en llamas.

Llegará el día
en que te rechine todo
lo que hoy me amas,
y tan solo el olvido
sea el mañana.

                                    Pero
que lleguen los días
y pasen las horas
que a lo inevitable
no se le puede
echar tantas ganas.




martes, 2 de mayo de 2017

Mi problema es
que nunca supe decir no
a las ausencias.

Mi problema es
que nunca reconocí
tener problemas
y el mayor convencimiento
para una buena mentira
es
siempre
el autoengaño.

Determinada por los paréntesis
y las primeras personas
que jamás me permitieron
distanciarme de mis escritos.
Entonces,
para qué desahogarte
si seguirás siendo
presa de tus lamentos.

Pero basta de preguntas
que no me queda hueco ya
para tanta incertidumbre.
Ansío la certeza
que me clave en el instante
del presente efímero.

Y la sigo,
persigo.
Prosigo:
aunque carezca de sentido
pues así al menos
no volveré a echar la mirada atrás,
que no soporto
verte escondido
mirándome la espalda.
Dame la cara
si es que quieres algo.
Miénteme
como yo me miento.
Solo...
entonces
conseguirás estar a la altura de mis circunstancias.

Pero ni tan si quiera
entonces
hablaremos el mismo lenguaje,
porque a mí
en la escuela
me enseñaron:
a copiar los enunciados
para que mis respuestas
fueran entendidas.

Continuo deshacer
y rehacer
lo andado.

Demasiada
circunspección
para lo volátil de la vida.

Mi problema es
que nunca supe decir no
a las ausencias.
Y ahora,
sin mí
esto sí
que carece de sentido.