Ojalá más animal,
menos humana.
Que el sonido de las máquinas
se asemejan
más y más
a los llantos de una vida.
Ojalá más humana,
menos máquina.
Y las jorobas no me contradicen:
manos a la espalda
una a una
sobre la otra;
cabeza gacha
[parece esconderse de tanta con-razón];
hombros altos,
el orgullo,
eso sí,
el orgullo siempre alto.
Abuelos de avestruz y sin bastón
que pasaron demasiado tiempo entre las fábricas
y cuando salieron
tan solo pensaron:
"Aquí se acaba la caverna".
Y no,
señores míos del pueblo asesinados:
"Aquí,
se acaba la caverna y comienza la prisión".
Ojalá más animal y menos humana.
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