domingo, 26 de marzo de 2017

Aquí
los que se quedan
solo hablan de lo que hubiera supuesto irse:
ser mártires de una historia que no se rinde
pero que es vencida.
Que las armas siempre ganan al corazón.
Que el exilio es más atroz para el rezagado.
Ver al resto partir:
los que tendrán voz para no ser escuchada,
la distancia que ahoga todo grito de añoranza.
Y los que vivirán entre gritos
y solo sepultados comprenderán lo que es la calma del vencido.
Quienes sentirán la doble represión
del que llora y es callado,
del que calla por no llorar.

De esta población moribunda
nacerán los más desgraciados animales
que cargarán desde la cuna
las penas de sus abuelos,
que vieron partir a sus hijos
gritando Revolución.

En este país
que solo entiende de flores y guerras.
Que se queden ellos con sus guerras
que yo me marcho con mi flor.

Quizás demasiado tarde,
algunos comprenderán
que todos acabaron en el mismo punto:
Muertos bajo las flores.



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