sábado, 11 de marzo de 2017

Ella

Dicen que ya no cree en los milagros
pero yo siempre la observé titubeante
en ese filo tan fino que supuso su racionalismo radical.
Una vuelta más del reloj
y ni si quiera le bastó como demostración.
La experiencia de aquel empirista le resultó poco fundamentada
porque no concordaba con la soledad de su pequeña mansión.
Cuarenta metros cuadrados
y se sintió con el suficiente espacio como para dejar expandir sus alas.
Lástima que quedara atrapada en aquella ilusión
al confundir el cielo con un cuadro.
Malditas tonalidades azules que embaucaron su mirada
y le arrebataron la visión.
Dicen que algo ha cambiado en ella
que parece casi un milagro.
Y os robo el casi y tercera persona
para ser al fin la protagonista de una historia desalada.
El invierno me hizo mella
y ahora esta primavera me trae una nueva dentadura.
Resiliencia
es saber que todo sigue
que los finales me quedan todavía demasiado lejos para escucharlos.
Y es por eso que escribo poesía:
por poder poner punto y coma a mis historias
perecederas
para continuarlas
otro día
en otro verso.
Y ver como los puntos germinan
y los capullos ahora florecen
porque arrebatar vidas ya les era cotidiano;
Demasiado
que me basto con lo poco que me deja ver el Sol
para renacer ensimismada observando como creces.

y toda la Alameda
que perdió el habla viendo entrar de un día para otro y sin previo aviso la alergia por la puerta grande.
Pobres humanos
todavía no se han acostumbrado
a  las vueltas que da el reloj.
Y mírala
ahora
dicen
que comienza a creer en los milagros.

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