viernes, 17 de febrero de 2017


Tras este silencio intenso
que supone el exterminio de lo nuestro,
una gata rompe el sinsabor de la noche
aullando que no maullando
camuflada por la luna.
Creyéndose,
una vez más,
la loba feroz que irrumpía entre la tinieblas.
Creando
metáforas
que nos hacen palpitar por dentro
aquello recuerdos en manada.

Pero, ni la gata puede ser loba
ni nosotras
siempre poesía.



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